Dudo que el “relato de historias” vaya a desaparecer; Es parte de lo que nos hace humanos. Al principio, estaban los poetas y los juglares, quienes, con el lenguaje, proporcionaban esas “historias”, ya fueran reales o inventadas, oralmente de memoria. Luego se inventó la escritura y, posteriormente, los bloques de madera y el tipo “móvil” (y en papel gracias a los chinos), y así nació el “libro”, que no se basaba en la memoria a veces imperfecta y en el entrenamiento prolongado de los que hacían el narración’. Sin duda, las tecnologías pueden cambiar (la película a menudo ha buscado reemplazar los libros) pero es difícil concebir que los humanos pierdan ese deseo de “cuentos”, incluso a corto plazo, a menos que estén proscritos y esa proscripción no durará mucho.
Los niños aprenden su idioma no solo con el que se les habla, sino también desde el rico almacén de idiomas, cuyos libros, de cualquier tipo, son un legado duradero que les legamos. Las modas pueden ir y venir pero, como dejó en claro el éxito de Harry Potter, la lectura es parte de nuestro ADN cultural.