La mayoría de las personas están horrorizadas por el odio porque si bien el odio puede ser un motivador principal de la acción, tiene consecuencias físicas y psicológicas adversas para el que odia. Incluyendo la capacidad de eliminar todo sentido de racionalidad y proporcionalidad en la configuración de acciones y respuestas.
En el caso de Maquiavelo, el odio era un instrumento político que debía ser usado para ganar y mantener el poder, así como para poner en desventaja a tus enemigos.