Comencé una empresa social en Filipinas que creaba revistas y bolsas el pasado 2012. Mi deseo era utilizar mi habilidad en artes y manualidades y don en creatividad para dejar una huella en este mundo. Quería vivir mi propósito, cómo fui creado para ser por el Creador.
Quizás mis mayores esperanzas fueron (1) mantener la vida de mí y de las madres con las que trabajo, (2) que el mercado aprecie y requiera mis productos, (3) que el negocio sea sostenible por sí solo.
Mis temores incluyen (1) qué pasaría si mis clientes no comprarían nuevamente, (2) qué pasaría si mis empleados renunciaran repentinamente y nadie pudiera crear los productos repentinamente. A través del tiempo, me doy cuenta de que preocuparse era un esfuerzo inútil de energía. Dios a menudo te da lo que necesitas presentemente para cumplir tu propósito. No hay que preocuparse por el mañana cuando el mañana aún no ha llegado. Mañana tiene nuevas preocupaciones y nuevas bendiciones.
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