Tenemos una conciencia evolutiva que desea la paz, en última instancia. Sin embargo, todavía tenemos bloqueos de carreteras, en lo que concierne a las madres, todavía hay expectativas que las ahogan en cajas, sin tener en cuenta que las madres son multidimensionales. Cuando nosotros, como personas, comenzamos a liberar a las madres de expectativas estrictas y, en cambio, las alimentamos con amor, respeto y compasión, la humanidad en su conjunto evolucionará hacia seres verdaderamente pacíficos. El odio o la misoginia de la madre nos frena. Las madres y los padres trabajan más arduamente que nunca para lograr el equilibrio, los niños necesitan participar en este objetivo y ser responsables de su elección para crear o desear su existencia. La responsabilidad debe ser equilibrada en todo el grupo, no solo sobre la madre y el padre. Todo el mundo debe ser parte del proceso de evolución.