Uno de los problemas de ser víctima de un trauma o abuso en la vida es que posteriormente hace que sea más difícil confiar en los demás. La terapia puede ser difícil y aterradora para estas personas, porque se las alienta a compartir más sobre ellas mismas de lo que la vida les ha enseñado que deberían.
A veces da menos miedo vivir con el dolor al que estás acostumbrado. Algo así como una persona con dolor de dientes, que sigue postergando la visita al dentista porque teme que el tratamiento sea mucho más doloroso que el problema.