Año 2008. La tarde del día tuve el examen de física de la 12ª Junta.
Yo estaba sentado fuera de la sala de examen en los pasos. Tratando de controlar mis lágrimas, ya que tenía un papel desastroso. Podía ver mi futuro oscurecerse delante de mis ojos. No podía oír nada, no podía hablar nada.
Después de unos minutos, pensé en huir en algún lugar o terminar mi vida. Sí, sí pensé esto.
Siguiente pensamiento. ¿Qué tratará la sociedad a mis padres como si me escapara o si termino? (Primera vez cuando este pensamiento fue positivo) Agarré mi bolso y me fui a casa.
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Mi papá estaba sentado en la sala principal, así que fui por detrás tratando de esconderme de él. Él me vio y vino a mí. Soy una caja de conversaciones y mi silencio absoluto lo hizo entender lo que podría haber sucedido. Estaba sentada en la cocina, de rodillas, mirando el suelo. Se acercó a mí, me dio unas palmaditas en la cabeza y no me preguntó nada, pero dijo: “Está bien, lo que se ha ido se ha ido” y se fue.
Como puedes imaginar, rompí a llorar. Lloré por horas y horas. Ni siquiera sé cuánto tiempo. La culpa de decepcionarlo fue ahogarme por dentro y nuevamente me vinieron a la mente los mismos pensamientos: “Ami, eres inútil. Eres una vergüenza para tus padres. Los hiciste sentir mal”.
Después de eso tuve algunos exámenes, y el mismo desastre continuó, pero no sé cómo estaba más en analizar en qué me equivoqué que en lo que estaba haciendo mal cuando me llamó la atención “Hacer algo que no me gusta por alguien a quien admiro “es lo que salió mal.
Los resultados llegaron. La gracia de Dios: 1. Estaba vivo, fui lo suficientemente cobarde como para terminar mi vida. 2. Pasé pero con esas marcas rojas subrayadas (marcas de gracia) en las tres materias principales Física, Matemáticas y Química. Había sido terco por eso, o mis ojos estaban secos para llorar.
Acabo de pensar qué? ¿Es esto el final? Y la respuesta vino NO. Lo que he hecho no se puede cambiar, pero de ahora en adelante me aseguraré de devolverle el orgullo a mis padres.
Avance rápido de 6 años. Mi madre, pocos días, le contó a la madre de mi amiga que estaba orgullosa de tenerme como su hija que se ha ganado el respeto y el valor en la sociedad y estoy segura de que mi padre también sería feliz desde el cielo.
Moraleja: todo el mundo es cobarde, algún día u otro. No es ser cobarde lo que te hace débil. Es cómo lidiar con esa situación que decide su fuerza.