Yo diría que por parte de los menos inteligentes, la falta de conocimiento, la falta de acceso al control de la natalidad, la impulsividad, los bajos estándares morales y la religión, todos juegan un papel en diversos grados. Los estudios muestran que cuando las mujeres en los países del tercer mundo tienen acceso al control de la natalidad (no a los hombres, quienes en esos países a menudo no usan condones), la tasa de natalidad disminuye. Y un experimento aquí en los Estados Unidos que puso a disposición de las mujeres anticonceptivos de acción prolongada mostró que la tasa de embarazos no casados se desplomó.
Por parte de los más inteligentes, una comprensión de los costos, la preocupación por el medio ambiente y la responsabilidad moral de la clase media juegan un papel importante. Lamentablemente, también lo hacen los cambios sociales que elevan la importancia del trabajo sobre la importancia de la maternidad. Esto significa que nuestras mujeres más inteligentes (y, por extensión, nuestros hombres más inteligentes) no se reproducen.
El futuro pertenece a los países exitosamente prolíficos, y en los países industrializados, que actualmente no son los ciudadanos más inteligentes.
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