La sociedad secular y sus medios corporativos han capacitado a las personas para que piensen que deben tener este o aquel objeto para desencadenar una respuesta emocional deseada. Esto es una mentira.
La codicia es el resultado de tratar de llenar un agujero espiritual con bienes materiales. No se puede hacer. Una vez que una persona llega a esta comprensión, y realmente la entiende, los bienes materiales ya no son una preocupación, excepto en lo que respecta a sus necesidades físicas.