Al hacer preguntas vergonzosas, tu objetivo está a la defensiva. Llamar nombres y usar lenguaje ofensivo hace lo mismo. Cuando te involucras con las emociones intensas de alguien, estas tienden a responder emocionalmente, en lugar de pensativamente.
Como resultado, sus argumentos generalmente carecen de claridad y coherencia. Esto es especialmente cierto para alguien que no ha sido atacado verbalmente anteriormente.