Primero. Quita el miedo de ser juzgado. Serás juzgado, tanto si te expresas como si permaneces en silencio. No puedes escapar de eso. ¡Podríamos empezar a hablar!
Segundo. No dejes que las opiniones o juicios de la gente hacia ti te molesten. Deja que te critiquen por lo que creen que eres. Tienes derecho a expresarte. Hazlo. ¡No todos merecen una explicación!
Tercero. Practica hablar en voz alta contigo mismo. Los pensamientos que se ejecutan en tu mente, intenta darles una voz. Habla contigo mismo y habla en voz alta. Escucha lo que estás diciendo. De esta manera, saldrás de tu caparazón.
Cuarto. Intenta expresarte delante de la gente. Ahora, no temes ser juzgado. Nadie te afecta realmente. Sabes lo que piensas. Ahora, trata de expresarlo. Un día a la vez. No te topes con eso. Tome su tiempo. ¡Mejórate un poco todos los días!
- En la Biblia, ¿cuál es la diferencia entre ser probado y ser tentado?
- ¿Por qué las personas en los edificios de apartamentos dejan que sus hijos pisoteen ruidosamente y aparentemente no tienen en cuenta a otros residentes (incluso cuando están bien informados)?
- ¿Por qué a veces pienso en cosas horribles como formas increíblemente malas de morir y eso es tan malo?
- ¿A qué edad aprendiste a no confiar en nadie?
- ¿Por qué la gente no ve la venganza como contraproducente?
¡Ahí tienes! 🙂