No. Esa no es la verdad.
“La verdad” es que la elección del presidente estadounidense no solo crea el escenario para las elecciones del poder legislativo, sino que también determina la composición de todo el poder ejecutivo del gobierno federal. Le permite a una persona organizar un gabinete completo y le da la capacidad de imponer leyes mediante órdenes ejecutivas, siempre que tenga talentos básicos para el bipartidismo o tenga un Congreso con su propio partido en la mayoría.
Ningún presidente ha terminado misteriosamente asesinado. La lista de presidentes estadounidenses que fueron asesinados en el cargo es relativamente corta: cuatro personas, y conocemos los motivos de todos los asesinos.
- Lincoln fue asesinado por un nacionalista sureño amargado por su papel en la Guerra Civil
- Garfield fue asesinado por un político mentalmente perturbado por pasar de embajador a Francia, pero no tenía ninguna conexión con el establishment republicano.
- McKinley fue asesinado por un trabajador de acero recluso con pasión por el anarquismo, probablemente en parte porque la Sociedad Libre lo rechazó.
- JFK fue asesinado por otro recluso, esta vez con creencias marxistas en lugar de anarquistas.
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