Todo depende de lo importante que sea comunicarse. ¿Hay que hacerlo bien ? Solo entonces es casi tan importante como mirar una pintura, para que la gente la disfrute o la comprenda, o tan importante como el tono de voz de una persona sorda. Si uno no quiere apreciar completamente el sabor de un gran vino, puede sorberlo con una pajita, destruyendo gran parte de la sutileza y el matiz de la misma. Sin tanta sutileza, matiz y matiz, es como mirar una gran pintura con gafas de sol de color verde oscuro. Todos los exquisitos colores, sombras y detalles finos se pierden y con ellos, realmente el alma y la esencia de la pintura. La mente humana es una cosa infinitamente curiosa y única. Aprecia a los demás a través de un comprensivo y receptivo entendimiento emocional, intuitivo, creativo, inconsciente e inconceblemente complejo. Eso, al rasgar, percibe todas estas áreas en otras, se alimenta mutuamente en un intercambio mutuo que intercambia, profundiza y empodera infinitamente al otro. Esto se debe a que estamos genéticamente programados para hacerlo para la supervivencia de la especie. Nos hemos basado en todo esto para profundizarlo de nuevo de manera inconcebible con la gloria suprema de nuestras naturalezas: el inconsciente más sofisticado y la imaginación de todas las formas de vida.
Esta es la parte importante de la pregunta: qué significa todo esto en nuestros días de una manera tan poderosa que no puede ser suprimida indefinidamente sin una consecuencia sustancial. Dado que es tan biológicamente innato, simular otras formas de comunicación que no se basan en el contacto personal es lo mismo: tiene un costo indiscutible. Nuestro inconsciente siempre sabe que no es lo mismo y dado que somos biológicamente, criaturas sociales, causa estrés a nuestro sistema nervioso. Somos capaces de una negación y supresión sustanciales, hasta que no lo somos. Nuestra capacidad biológica para la empatía requiere una cantidad mínima de comunicación en persona, incluida la física; toque. No solo (o incluso necesariamente) el sexo. De lo contrario eventualmente nos volveremos locos. No es una metáfora. La Organización Mundial de la Salud (entre otras) es muy clara: 1 de cada 4 tendrá una gran falla mental (de la que se recuperarán en diversos grados o no) y el 50% más está en peligro de hacerlo. El otro 50% tiene más factores de estrés ideales, como tener que interactuar y ser estimulado por el otro 50%. Sabemos que todos los estudios indican que aquellos que usan mucho las redes sociales tienen una reducción del 40% en su capacidad de empatía, al igual que saben cómo curarla. Tiempo de cara durante unos días con cero redes sociales. Entran en juego otros estudios que muestran a los usuarios de Facebook que se sienten sustancialmente mejor cuando no se les permite actualizar durante algunos días y mucho más similar, incluida la compulsividad del usuario promedio de teléfonos inteligentes que los verifica 150 veces al día.
Es como caerse de un edificio alto. Es una brisa refrescante y vigorizante hasta que no lo es. Lo tratas o se trata de ti. Ya has elegido – o lo has hecho?