Cada uno de nosotros crece (y cambia) a medida que experimentamos cosas nuevas.
La amistad sobrevive mejor cuando no hay competencia entre los involucrados y ningún deseo de cambiarlos.
Dios bendiga al individuo. Estamos destinados a vivir nuestras propias vidas, no a copiar las de otros o las nuestras. Debemos aprender de lo bueno y lo malo que otros muestran, de lo bueno que debemos actuar y de lo malo que no debemos ser.
Celebra que tu amigo esté creciendo.
Esté agradecido por su tiempo con su (s) amigo (s), ya que son fugaces y solo podemos saborear el tiempo con ellos.
Simplemente sé tú mismo y ábrete a otras experiencias y, sobre todo, deja que tu amigo viva su propia vida, vive la tuya y estarás bien.