La tendencia a compararnos con los demás es tan humana como cualquier otra emoción. Ciertamente no estoy solo en mi experiencia. Pero es una decisión que solo roba la alegría de nuestras vidas. Y es un hábito con numerosas deficiencias:
- Las comparaciones son siempre injustas. Por lo general, comparamos lo peor que sabemos de nosotros mismos con lo mejor que suponemos acerca de los demás.
- Las comparaciones, por definición, requieren métricas. Pero solo un tonto cree que todo bien puede contarse (o medirse).
- Las comparaciones nos roban un tiempo precioso. Cada uno de nosotros recibe 86,400 segundos cada día. Y usar incluso uno para compararte a ti mismo o tus logros con otro es un segundo demasiado.
- Eres demasiado único para comparar bastante. Sus dones, talentos, éxitos, contribuciones y valor son totalmente únicos para usted y su propósito en este mundo. Nunca pueden ser comparados adecuadamente con nadie más.
- No tienes nada que ganar, sino mucho que perder. Por ejemplo: su orgullo, su dignidad, su unidad y su pasión.
- No hay final para el posible número de comparaciones. El hábito nunca puede ser superado alcanzando el éxito. También habrá algo, o alguien más, en el que centrarse.
- La comparación pone el foco en la persona equivocada. Puedes controlar una vida, la tuya. Pero cuando nos comparamos constantemente con los demás, desperdiciamos una energía preciosa enfocándonos en las vidas de otras personas en lugar de las nuestras.
- Las comparaciones a menudo resultan en resentimiento. El resentimiento hacia los demás y hacia nosotros mismos.
- Las comparaciones nos privan de alegría. No agregan ningún valor, significado o cumplimiento a nuestras vidas. Sólo se distraen de ello.
De hecho, los efectos negativos de las comparaciones son amplios y de gran alcance. Probablemente, usted ha experimentado (o está experimentando) muchos de ellos de primera mano en su vida también.
¿Cómo entonces, podríamos liberarnos de este hábito de comparación? Considere, acepte y continúe con los siguientes pasos.
Una guía práctica para dejar de compararte con otros
- Cómo dejar de llorar en pequeñas cosas.
- ¿Qué es algo que nunca harías para sobrevivir?
- ¿Por qué la gente me odia por mis intereses?
- ¿Me pasa algo si deseo que me pase algo malo?
- ¿Encuentras la humildad respetable?
Tome nota de la naturaleza tonta (y perjudicial) de la comparación.
Echa un vistazo a la lista de arriba. Toma nota de los efectos dañinos de la comparación en tu vida. Y encuentra la prioridad de eliminarlo intencionalmente de adentro hacia afuera.
Sé íntimamente consciente de tus propios éxitos.
Ya sea escritor, músico, médico, paisajista, madre o estudiante, tiene una perspectiva única respaldada por experiencias únicas y regalos únicos. Tienes la capacidad de amar, servir y contribuir. Tienes todo lo que necesitas para lograr el bien en tu pequeña sección del mundo. Con esa oportunidad directamente frente a ti, toma conciencia de tus éxitos pasados. Y encuentra motivación en ellos para perseguir más.
Perseguir las cosas más grandes en la vida.
Algunos de los tesoros más grandes de este mundo están ocultos a la vista: amor, humildad, empatía, desinterés, generosidad. Entre estos objetivos superiores, no hay medida. Deséalos por encima de todo lo demás y elimínate por completo de la definición de éxito de la sociedad.
Compite menos. Aprecio más.
Puede haber ocasiones en que la competencia sea apropiada, pero la vida no es una de ellas. Todos hemos sido lanzados juntos en este momento exacto en este planeta exacto. Y cuanto antes dejemos de competir contra otros para “ganar”, más rápido podremos comenzar a trabajar juntos para resolverlo. El primer paso y el más importante para superar el hábito de la competencia es apreciar y complementar rutinariamente la contribución de los demás.
Gratitud, gratitud, gratitud.
La gratitud siempre nos obliga a reconocer las cosas buenas que ya tenemos en nuestro mundo.
Recuerde que nadie es perfecto.
Si bien concentrarse en los aspectos negativos rara vez es tan útil como centrarse en los aspectos positivos, se puede encontrar un espacio importante para recordar que nadie es perfecto y que nadie está viviendo una vida sin dolor. El triunfo requiere un obstáculo para ser superado. Y todos están sufriendo a través de los suyos, ya sea que estén lo suficientemente cerca para saberlo o no.
Dar un paseo.
La próxima vez que te encuentres comparándote con los demás, levántate y cambia tu entorno. Salga a caminar, aunque solo sea al otro lado de la habitación. Permita que el cambio en su entorno propicie un cambio en su pensamiento.
Encuentra inspiración sin comparación.
Comparar nuestras vidas con otros es una tontería. Pero encontrar inspiración y aprender de otros es completamente sabio. Trabaja duro para aprender la diferencia.
Hábilmente haga preguntas a las personas que admira o lea biografías como inspiración. Pero si la comparación es una tendencia constante en su vida, observe qué actitudes provocan cambios positivos y cuáles resultan en una influencia negativa.
Si necesitas comparar, compara contigo mismo.
Debemos esforzarnos por ser las mejores versiones posibles de nosotros mismos, no solo para nosotros mismos, sino para el beneficio y la contribución que podemos ofrecer a los demás. Trabaja duro para cuidarte físicamente, emocionalmente y espiritualmente. Comprométete a crecer un poco cada día. Y aprenda a celebrar los pequeños avances que está haciendo sin compararlos con otros.
Con tantos efectos negativos inherentes a la comparación, es una pena que participemos en ella. Pero la lucha es real para la mayoría de nosotros. Afortunadamente, no tiene por qué serlo. Y la libertad encontrada al comparar menos vale el esfuerzo.