Cuando estaba en la universidad, había una chica en el mismo curso que era trabajadora e inteligente. Algunos de los miembros masculinos del curso, que probablemente eran igual de inteligentes pero perezosos, la convencieron de que les prestara sus notas para una de las clases. En consecuencia, los cursos presentados de las cuatro personas contenían conclusiones que eran muy similares, así como explicaciones para llegar a esas conclusiones que eran muy, muy similares. Como no había forma de que el profesor supiera quién había copiado a quién, los cuatro fallaron en la clase y tuvieron que rehacerla. No sé si a la niña le molestó más tener que rehacer su trabajo desde el principio, el hecho de que el trabajo original no tenía valor, el hecho de que era sospechosa de hacer trampa o el hecho de que se había derrumbado y permitido. Los otros se benefician de sus esfuerzos.
Es diferente para un examen, ya que es completamente factible que los dos estudiaran juntos y las notas de revisión se produjeran como un esfuerzo conjunto, pero si la idea de que alguien más se beneficie de su trabajo es algo que encuentra inaceptable, entonces guárdese las notas. Hiciste el trabajo, te mereces el éxito.