Me han pedido que responda, pero, como mi perfil indica, no soy bibliotecario público. No entrego libros a la gente, solo para mí como usuario de la biblioteca.
Aparte de eso, juzgar a la gente qué libros sacan parece algo que solo un imbécil completo podría hacer.
De hecho, hace muchos años, mucho antes de salir como lesbiana, fui a la biblioteca en busca de novelas lesbianas. Tenían unos pocos, pero muy pocos. Recomendé algunos títulos y el jefe de servicios del lector me dijo que “no tenían una audiencia lo suficientemente grande” o algo así. La implicación era que nadie había preguntado. Pero déjame decirte que, a mediados de los años 80, pedir LGBTQ encendida en una biblioteca pública fue una prueba de coraje para la mayoría de las personas. Así que saqué el censo del condado (era la biblioteca del condado), calculé un 10% y volví a preguntar: “Hay aproximadamente 21,000 personas que no saben que tienes o que están demasiado asustadas para pedir estos libros”. Los compré todo ese año y desde entonces nunca me he apartado de los libros LGBTQ. Tomé cada onza de mi fuerza de voluntad para hacer eso.
Pero siempre recibí el apoyo completo del personal de la biblioteca. Libros sobre brujería o mitología, o el año de 48558 libros relacionados con Sherlock Holmes cuando tenía 12 años o anime o manga o cómics o los cientos de novelas LGBTQ que ILL”LUCIÓ a lo largo de los años como joven. Siempre me han recibido como un buen usuario y una persona que recibe cosas que nunca han visto y que les interesan.
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Cuando tenían una persona a cargo de la sección de cómics y manga, a menudo recibía recomendaciones de mí y todavía recibían toneladas de donaciones. Y, de nuevo, (aparte de Mitch, que es un chico de cómics elitistas que no son arte, y la dumpy que es una especie de imbécil para todos), el personal siempre está agradecido y no juzga.
Lo que quizás no se dé cuenta es que la mayoría de los bibliotecarios públicos se toman muy en serio su papel como defensores de la Primera Enmienda. No lo están juzgando, están notando lo que está sacando para obtener más y para proteger su derecho a sacar de la biblioteca el Libro de cocina de los anarquistas y la Discordia de los Principios cuando lo desee.