¿Puedes recordar la primera taza de café que tomaste?
Allí encontrarás la respuesta.
Hay un registro automático en nuestra memoria instintiva de cada instante de nuestra vida, que puede cambiarse pero no borrarse.
Entonces, si tu padre hubiera estado allí y te hubiera visto mezclar el café a tu manera y te hubiera corregido en ese instante y hubieras aceptado la corrección, hoy habrías removido el café en el sentido de las agujas del reloj.
Pero como ya lo has hecho muchas veces, es parte de ti.
Es un simple acto intrascendente, pero el mecanismo es el mismo como fumar, beber demasiado o consumir drogas.
Se puede corregir mediante motivación, convicción o necesidad.
Puedes reemplazarlo pero no borrarlo.