Nada bien o mal, todo está en las percepciones. Si entiendes que tu buen aspecto puede desaparecer con los contratiempos más pequeños, y tu buen aspecto no es del todo tu crédito, pero gracias a los genes de tus padres, dejarás de asociarlo.
Una vez que entiendes tu pequeño papel para jugar en tu apariencia, la arrogancia se reduce, ya que la arrogancia se deriva de tomar posesión de cosas que están fuera de tu control. La arrogancia es medio hermano del egoísmo, que gira en torno a mí, a mí y a mí. En realidad no eres tú. Solo son genes y algo de suerte porque las miradas no se adquieren, vienen contigo sin tu participación y pronto desaparecen después de cierta edad sin tu conocimiento.