Yo diría que la honestidad es la mejor política en este caso, no porque en general sea lo correcto, sino porque parece ser un caso demasiado pequeño para cuestionar su conciencia.
Simplemente acuda a la persona y comunique sus inquietudes, tal vez tenga ciertas razones y explicaciones válidas para la forma en que hace las cosas. Tal vez usted podría conocer esas razones y podría decidir en contra del cambio. Tal vez puedas conocer las cosas como son a su manera.
De cualquier manera, su punto de vista llega a su fin, y luego depende de esa persona cómo lo maneje, si él consigue lazos familiares y todos los involucrados, diría que usted realmente lo juzgó bien: el imbécil que es.
Así que adelante, dile. No finjas ni mientas, porque si le pides que se mude, está causando tal temblor en tu espacio mental, sabiendo que llegó a saber que mentiste para echarlo de la habitación más tarde, te afectará aún más.
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