Algunas personas nunca se quedan en nuestras vidas, aunque nunca quisimos que se fueran. ¿Es este destino?

Es difícil aceptar cambios en nuestras vidas, especialmente un cambio que no queríamos. No creo que sea el destino. Las personas tienen su propia voluntad y no podemos controlar a los demás.

No podemos controlar la muerte, el rechazo, o cualquier cambio. Se necesita a alguien maduro para superarlo. A veces tenemos que morder la bala y decir que mejoraré, y puedo superar esto. La Biblia llama a esto lo vencido. Cuando las personas dejan nuestras vidas, nuevas personas entran en nuestras vidas. Si bien no siempre podemos ver que el cambio es bueno, a menudo tiende a liberarnos.

Míralo como un nuevo comienzo. Un nuevo comienzo, nuevos amigos y el segundo acto de la historia de tu vida. Estarás bien, y si oras, Dios te ayudará con estos cambios.

Sólo un consejo. No dejes que el dolor te impida amar. El amor es muy importante en nuestras vidas. Nos cura y nos mantiene frescos y felices. Aprecia todo lo que Dios te da. ¡Dios es amor!

Es realmente la inevitabilidad del cambio.

Todas las personas en nuestras vidas algún día se irán, o las dejaremos.

Del mismo modo, todos los lugares a los que nos apegamos algún día tendremos que irnos.

Si entiendes esto, hace que el dolor de la separación sea más fácil de soportar.

No es personal, no es un destino que te pique, es solo el camino del mundo y se aplica por igual a todos.